Hemos nombrado a Hemingway No obstante, en realidad, Cardenal seri­a la gigantesco desaparicion en la historia literaria de la revista.

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Hemos nombrado a Hemingway No obstante, en realidad, Cardenal seri­a la gigantesco desaparicion en la historia literaria de la revista.

Una de sus hijas, Muriel, posу en 1990 en la portada, pero no es exactamente lo. Los demбs, todos o casi todos, han escrito en las pбginas del conejito. Gabriel Garcнa Mбrquez, Jack Kerouac, Norman Mailer, Tennessee Williams, Bernard Malamud, Isaac B. Singer, Jorge Luis Borges, Alberto Moravia, Chuck Palahniuk, Vladimir Nabokov, Joseph Heller, Truman Capote, Lawrence Durrell, Haruki Murakami, Allen Ginsberg, Arthur Miller, Georges Simenon desplazandolo hacia el pelo los debido a nombrados Henry Miller, Updike, Vonnegut, Dahl asi­ como Bradbury. Nunca son pocos nombres.

3 autores merecen que hagamos una parada particular. Kerouac encontrу en Playboy a su mejor editor asi­ como su manera sobre retribuir las facturas. Bradbury desgajу Fahrenheit 341 por entregas en la revista. Y Vonnegut siguiу escribiendo en sus pбginas hasta el final sobre su profesion, en 2008.

“La lista es impecable. Aunque todo el mundo realizan una literatura un poco macho, їno?”, dice Milles.

Un tнo igual que Dios manda

Por consiguiente https://ilarge.lisimg.com/image/6725119/740full-cameron-diaz.jpg” alt=”sitio de citas de agricultores en ee.uu.”> sн, la certeza. En contra sobre lo que se puede pensar a primera vista, el argumento sobre Playboy no han sido las mujeres, han sido los hombres desplazandolo hacia el pelo su definiciуn en un ambiente que cambiaba. Existe la tesis doctoral disponible en internet sobre “los referencias de masculinidad en la literatura de Playboy”. Lo que se cuenta es que Updike desplazandolo hacia el pelo compaснa revelaban a los lectores sobre la revista en quй consistнa ser un tнo igual que Dios manda entonces que bien nunca se viajaba en diligencia: ser penoso sin embargo cariсoso, acontecer sofisticado aunque nunca afeminado, saber de jazz, sobre deportes, de licores, sobre ropa, sobre literatura, de coches, debatir a las chicas sobre la agencia sobre una manera determinada, tener una enamorado, conseguir que tuviera orgasmos, divorciarse, buscarse un apartamento en el centro.

Sobre ese arquetipo de cosas hablaba Playboy asi­ como asн se diferenciaba de las demбs revistas que publicaban ficciуn en Estados Unidos en aquella йpoca. Esquire, Atlantic Monthly, The New Yorker asi­ como tambiйn Playboy competнan por hechizar a los excelentes escritores del segundo y no ha transpirado anunciar sus prendas breves. Las revistas de actualidad general igual que Life o Time entraron en el exacto juego y, entre todos, contribuyeron a generar la fama llena de encanto desplazandolo hacia el pelo йxito social del empleo sobre escritor. Asн, la literatura estadounidense sobre la segunda mitad del XX viviу una edad de oro.

“Me da la impresion que se tratу con respeto a las escritores de relatos: el digo no es un gйnero inferior, sobre ocasiуn, Con El Fin De las vacaciones, sino una expresiуn a la altura sobre la novela. A un lector le cuesta el empeno ante un texto de circunstancias, pero a un lector sн se le gana con un buen texto, tratado con rigor por quiйn lo escribe y no ha transpirado por quiйn lo publica”, explica la poeta Elena Medel, directora de la revista Eсe. Y no ha transpirado continъa con la enmienda: “Muchas veces omitimos lo que pasa cerca desplazandolo hacia el pelo ensalzamos lo que ocurre lejos, el pliego fundamental de las revistas Con El Fin De la literatura espaсola de posguerra. Cuadernos Hispanoamericanos o Нnsula publicaban relatos, y de gйneros igual que la poesнa resultaron esenciales las revistas, tanto estas que he mencionado -mбs oficiales- como diferentes alternativas: Cбntico, Бgora. “.

Habнa la diferencia: el dinero: las escritores estadounidenses famosillos podнan vivir un aсo firme con un par de relatos publicados en prensa. Asi­ como las que aspiraban a serlo encontraban en las revistas la calzada de despegue hacia el gratitud. Valerie Milles recuerda la leyenda de John Cheever, que un dнa se encontrу con que su editor de The New Yorker le rechazу un cuento. Aquello le doliу en su honor y no ha transpirado, mбs aъn, a su bolsillo. Se estaba jugando la economнa sobre unos cuantos meses.

Un club de varones

Tenemos un contratiempo que aъn no hemos nombrado asi­ como que ronda en el viento: el machismo, el sexismo, la cosificaciуn de estas chicas. Los pecados originales sobre Playboy, cuyo lapso fue, tambiйn, el lapso del feminismo. “Yo nunca reсн nunca a un amigo porque leyera Playboy. No obstante si caнa un ejemplar en mi manos, sentнa que aquello era un club del que estaba excluida por ser mujer”, cuenta Milles.

Hubo chicas escritoras en Playboy. Nadine Gordimer publicу un relato en una granjera afrikaaner que tenнa un enamorado sobre raza negra. Excesivamente correcto. Joyce Carol Oates tambiйn colocу en la revista un relato mбs o menor erуtico con la contracultura como paisaje. Y no ha transpirado, en tiempos mбs recientes, Margaret Atwood ha publicado tres relatos en la revista del conejito. Excepciones valiosas No obstante no del al completo significativas.

La pregunta mбs para Medel: їSe imagina en novedosa York, en 1959, leyendo Playboy por motivo de que Existen un escrito sobre Cheeever?

“Sylvia Plath comenzу en Mademoiselle y Joan Didion se fogueу aсos en Vogue, dos publicaciones que promueven modelos tan machistas igual que Playboy. A veces confнo en la oportunidad del caballo sobre Troya, sobre dinamitarlo cualquier desde adentro, sin embargo cada ocasion me parece mбs irreal. En todo caso, їcree que yo podrнa quedar leyendo una revista en novedosa York en 1959?”. Medel deja la duda falto contestar.

Hoy por hoy, la revista anuncia que Ahora hay suficientes mujeres desnudas en la red desplazandolo hacia el pelo que espera reinventarse en otra cosa, desprovisto porno soft ni playmates. Habrб que ver en quй. Una via para las editores: en 2015, las hembras leen mбs que los miembros masculinos.

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